¿Dónde está la Dignidad Nacional?
¿Desapareció o aún no existe?
Lo que está sucediendo desde hace muchísimo tiempo en el Perú, mejor dicho desde siempre, según el interminable número de hechos registrados en los últimos cincuenta años, invita a una reflexión profunda para comprender mejor lo que no se debería de ignorar.
La indignación que generan esos acontecimientos, se han manifestado y expresan casi siempre de la misma forma, es decir, con una impotencia hecha costumbre, donde escuchar una que otra voz indignada o ver algún valiente reportaje periodístico tratando de poner un poco de luz en tanta oscuridad, es algo que poco o nada interesa a la población según la percepción generalizada.
Las paparruchadas que expresan improvisados oportunistas que fungen de “políticos” confundiendo y distorsionando la realidad de los hechos con palabras enredadas que insinúan algún grado de “malestar y protesta” en verdad nunca han ido ni irán a otro lugar que no sean al olvido y la impunidad.
El Perú tiene actualmente un gobierno elegido por electores que con justicia están pagando el precio de su ignorancia; sin embargo, esos electores con sus acciones impensadas dieron lugar a que injustamente la gran mayoría de peruanos sufran las consecuencias de los desmanes de un par de improvisados que sin mayor interés que el propio, ostentan inmerecidamente el poder, burlándose de la inteligencia y generosidad del pueblo peruano, antes, durante y probablemente tal vez después de este gobierno.
Esta administración quedará registrada en la historia del Perú como la peor de todos los tiempos no solamente por las estadísticas que está generando, sino que habrá logrado alcanzar los niveles más altos de corrupción e impunidad que se hayan registrado en la historia, con el desafortunado silencio incomprensible de las instituciones democráticas y de la gente pensante en el Perú, salvo honrosas excepciones por supuesto.
En cualquier estado de derecho, los poderes del país son libres e independientes precisamente con la finalidad de mantener el equilibrio de la autoridad. Ningún poder del estado es “chacra de nadie” mucho menos puede permitirse que cualquier equivocado haga lo que le venga en gana incumpliendo los mandatos que la Constitución y otras normas legales exigen y señalan con claridad.
Es aquí donde la crítica tiene que ser severa, pues no va en contra de la institucionalidad, sino directamente sobre las personas que imbuidas de la autoridad otorgada por la ciudadanía hacen mal uso de ella, agraviando directamente principios y valores que en ningún lugar del mundo civilizado pueden ser aceptados, más aún, si quien o quienes realizan la afrenta usurpan funciones públicas.
La corrupción existente en el poder ejecutivo es evidente por donde se pretenda observar. Algo similar sucede en el poder judicial, donde salvo honrosas excepciones, integridad y justicia no se encuentran en la mayoría de sus representantes y mucho menos en sus fallos judiciales.
El Parlamento de la república, gracias a la calidad moral e intelectual de sus integrantes ha logrado obtener con justicia la desaprobación más notoria en toda su historia por la incompetencia puesta en evidencia durante el presente congreso legislativo; se podría contar con los dedos de la mano las honrosas excepciones de algunos personajes comprometidos con su trayectoria personal y política en el actual poder del estado.
La corrupción y la inseguridad ciudadana se han convertido en una constante en la vida de todos los peruanos, mientras que la incapacidad del gobierno de turno es cada vez más evidente y desastrosa
Las presuntas acciones dolosas por parte de la esposa del presidente, familiares de estos y otros personajes públicos, hacen de la realidad peruana una caricatura donde cuesta tomar las cosas en serio; la gente en su mayoría no sabe si reír por el desconcierto o llorar de impotencia.
A propósito de la inseguridad, si la intención fuera realmente acabar con ésta, la primera acción seria terminar con la corrupción imperante en el poder judicial, destituyendo y procesando a todos los jueces corruptos aplicándoles prisión preventiva ( tal como se ha hecho y se hace con otras personas) en todos los casos que ameriten la acción; una acción de esta naturaleza, estaría enviando un mensaje instantáneo y contundente a todo aquel que pretenda delinquir.
Por otro lado, cada vez es más evidente la ilícita procedencia de millones de dólares de Venezuela que sirvieron para formar el remedo de “partido político” que participó en las elecciones colocando a uno de sus representantes en palacio de gobierno y a otros tantos en el congreso.
Tan pronto asumieron el gobierno, se empezaron a manifestar las acciones de corrupción, luego salieron a luz los antecedentes de muchos “nacionalistas” que ingresaron a la vida pública acompañados de un pasado “oscuro”. Muchos de los que inicialmente enarbolaban la bandera de su “partido político” desertaron, se cambiaron o se fueron voluntariamente, dizque por que los traicionaron.
Hay que recordar también que, las acciones previas y posteriores a la candidatura formal del actual presidente como el “supuesto levantamiento en armas”, la asonada criminal encabezada por el hermano del entonces comandante que acabó con la vida de cuatro miembros de la Policía Nacional, la amnistía otorgada al mencionado personaje de manera insólita y por demás inmerecida, el “habeas corpus” que lo libró del proceso y condena que debió recibir tal como cumple su hermano en prisión; el archivamiento de las investigaciones por delito de lesa humanidad en el caso “madre mía” y muchísimos otros hechos tenebrosos, demuestran objetivamente la desfachatez con el que se dan y suceden las cosas en el Perú.
Las escandalosas acciones de usurpación de funciones por parte de la esposa del presidente, sumados a los hechos presuntamente dolosos por parte de la misma quien juega y abusa de la generosidad del pueblo, mostrando poca inteligencia y mucha ignorancia con sus torpes acciones, desprestigian la integridad de cualquier mujer digna de ser llamada “dama”.
La gota que ha “rebalsado el vaso” para el autor de esta nota es el poco o ningún respeto que han demostrado tener por la vida humana estas personas, quienes al parecer, por todos los hechos que son de conocimiento público resultarían comprometidas en el presunto homicidio del trabajador Emerson Fasabi Moscobich quien trabajó por muchos años para esa familia.
El razonamiento más elemental lleva a cualquier persona con sentido común a la presunción de acciones ilícitas por la forma y circunstancias en las que el trabajador de los Humala-Heredia dejó de existir, el poco o ningún interés en hacer de conocimiento de la opinión pública y de sus familiares la causa de la muerte de Emerson Fasabi, las acciones que se realizaron antes, durante y después de la muerte del mencionado, así como el embalsamiento y traslado del cuerpo sin conocerse la causa de la muerte.
Es evidente que las acciones y expresiones que se han conocido en referencia a la relación laboral del fallecido con la familia Humala-Heredia resultan por decir lo menos contradictorias. Es mucho más inaceptable aún que, el ministerio público no haya actuado de oficio y que se desconozca si la autoridad judicial ordenó el levantamiento del cadáver, conforme corresponde en cualquier caso como este.
Según el protocolo de necropsia la muerte se produjo como consecuencia de “hemorragia pulmonar - pancreática” sin precisar los agentes causantes, por lo que resulta necesario presumir la existencia de dolo basados en la forma y circunstancias en las que al parecer se produjeron la muerte, embalsamiento y traslado del cuerpo, en forma “misteriosa” y “silenciosa” con el agravante de la falta de comunicación oportuna a los familiares cercanos del fallecido.
Las expresiones vertidas por el presidente y que son de conocimiento público a través de los medios de comunicación amparan cualquier presunción, toda vez que tratándose de un trabajador directo del mandatario, este necesariamente tendría que haber ordenado y exigido inmediatamente las investigaciones correspondientes sin desconocer la relación laboral y mucho menos utilizar las expresiones denigrantes “Incluso, nosotros también lo hemos utilizado”.
Hay que recordarle al sr Humala que a las personas o seres humanos “No se les utiliza” bajo ninguna razón o circunstancia.
La denuncia formal presentada por la esposa del presidente de la república en contra de una de sus trabajadoras por la presunta “desaparición de objetos de valor”, no hacen más que aumentar la presunción de acciones dolosas en la muerte de Emerson Fasabi Moscobich, quien igualmente trabajó para la presunta agraviada.
La desaparición y/o muerte de Emerson Fasabi coincide plenamente con los hechos y circunstancias que la opinión pública conoció a través de los medios de comunicación como las “agendas pérdidas” lo que al parecer podría haberse convertido en el “móvil del crimen”.
¿Hasta cuándo el pueblo peruano va seguir aceptando tanto atropello y violación? ¿Es que esta Nación no tiene dignidad o es que no hay Nación?
Creemos que seguirá sucediendo lo mismo hasta que no se entienda y comprenda bien esta triste realidad, aunque difícil pensarla, mucho más es expresarla pero, cada vez es más evidente que el país como pueblo sigue siendo un ente sin identidad, donde la palabra Nación podrá repetirse y encontrarse fácilmente en el diccionario pero, difícilmente podrá encontrarse en la mente y corazón de una persona que vive indiferente de los hechos y acciones que agravian su dignidad y la de cualquier persona que forma parte de cualquier territorio llamado Nación.
Las personas que piensan, profesionales y ciudadanos de buena voluntad tienen la obligación moral de revisar, encontrar y/o crear mecanismos legales que permitan hacer valer los derechos que les corresponde como elemento esencial en la creación de cualquier estado; la responsabilidad ciudadana es imperativa.
El estado, los gobernantes y funcionarios públicos están al servicio del pueblo, no para servirse y menos atropellar los derechos inviolables de los ciudadanos, es hora de que se comprenda definitivamente que sin votantes no hay gobierno, de la misma forma como sin FE no hay religión.
Las épocas de las tiranías y la santa inquisición han quedado en la historia y nunca debieron producirse, no se puede hacer nada al respecto, pero lo que sí se puede hacer individualmente es cambiar la indiferencia frente a estos hechos que lastiman las fibras más íntimas de toda persona de buena voluntad.
Expresemos cada quien a su manera dentro de los cauces democráticos la indignación que se experimenta al percibir, observar y comprobar que los empleados del pueblo peruano, grosera y descaradamente pretenden seguir agraviando la dignidad nacional e inteligencia personal de cada uno de sus ciudadanos con acciones inaceptables que no se deben seguir permitiendo bajo ningún concepto.
La democracia tiene sus propios mecanismos de autocontrol, solamente hay que conocerlos y ejercerlos cuando las circunstancias así lo ameritan, para impedir que cualquier equivocado siga beneficiándose en provecho propio, de sus familiares y de intereses ajenos, contaminando la mente de los más necesitados que por lo general son quienes terminan pagando la factura de toda aventura irresponsable.
Cada quien debe tener una respuesta ante estos hechos indignantes.
Esta es la mía.
Mario Andrés