SER O NO SER
Tú tienes el poder y la Decisión de SER
Los últimos cincuenta años de vida política en el país sirven de base sólida para analizar y reflexionar sobre la triste realidad peruana, evidentemente no distante dicho sea de paso, de muchas otras realidades existentes, especialmente en Latinoamérica.
En aportes anteriores hemos indicado y sostenido la manifiesta carencia de identidad nacional, expresada como colectivo social, resultado directo de la cultura popular que, si bien es cierto existe, no es menos real que ésta en su conjunto, no tenga idea dónde ir o llegar como consecuencia del condicionamiento de la mente y las particularidades propias de esa herencia cultural negada y/o desconocida.
La importancia de la decisión individual, entendiéndose ésta como la expresión libre y voluntaria de quien la ejerce, sin condicionamientos de ningún tipo que le permitan reaprender por sí mismo (a) corrigiendo lo que hubiera que corregir, traería como resultado directo la unión de voluntades, la cual movida por principios, valores y objetivos comunes finalmente crearía y /o consolidaría la idea o concepto de identidad nacional.
En ese contexto, qué mejor oportunidad que la actual coyuntura política-social que enfrenta el país para dar inicio a ese cambio fundamental que permitiría ver resultados positivos en un proceso no menor de treinta años.
La democracia no se controla como equivocadamente se cree, piensa o expresa, ella misma tiene sus mecanismos de autocontrol; lo importante y fundamental es conocer y respetar esos mecanismos para dejarla funcionar apropiada y correctamente.
Si se pretende alcanzar un nivel de país desarrollado, lo primero que habría que hacer sería salir del subdesarrollo mental en el que desafortunadamente se encuentra trabado el país desde hace décadas gracias al condicionamiento sistemático e inconsciente de la mente el cual afecta de diversas formas a las personas que forman parte de un colectivo social, dañando y retrasando cualquier avance.
Debo precisar que, al compartir estas ideas, mi intención no es otra que contribuir positivamente con cualquier desarrollo, por eso creemos que resulta indispensable dejar de rotular o etiquetar a las personas. No pretendo orientar o influir a nadie sobre ninguna creencia u orientación política, social y/o religiosa; simple y sencillamente hago lo que siempre he realizado, expresar mis ideas libremente, con respeto y con la mejor intención de ayudar a las personas a formar sus propias convicciones sin condicionamientos de ninguna clase.
Las normas legales se dan para que se cumplan y los funcionarios públicos, empezando por el presidente de la república están obligados a cumplir y hacer cumplir la ley.
Si en la constitución política del país se establece que el Jurado Nacional de Elecciones es el máximo organismo en materia electoral, pues la mejor forma de comprobar y exigir que el sistema funcione es observando lo que ese organismo finalmente determinará en base a la ley.
Si el candidato A, B, o C, y/o la agrupación política que representa infringe algún dispositivo legal que expresamente señala la inhabilitación, tacha o anulación de la participación de algún candidato o agrupación política, habría que entender y comprender que esas fueron, son y serán las reglas de juego conforme a la norma legal que necesariamente debería cumplirse y hacerse cumplir.
No se debe permitir, so pretexto de argumentar cualquier justificación que, la norma legal sea quebrada; así no se crea consciencia, no se construye y mucho menos se hace identidad o nación; sencillamente se continúa con eso que hemos expresado al inicio y constituye la base de esta triste realidad nacional.
La democracia solamente se fortifica con acciones transparentes que contribuyan a crear y formar consciencia, amparados en el amor, integridad y respeto, para todas las partes involucradas; todo lo demás, caerá siempre en la categoría de maniobras “legales” que podrán ser validadas, pero de igual forma dañan la esencia intrínseca de la persona y el bien común.
Las personas en general y en este caso los políticos en particular, deben aprender a reaprender que, el poder de rectificación está en uno mismo, de manera que si se cometió algún error, hay que asumir y pagar las consecuencias de las acciones solo así podrá demostrar su verdadera intención, quien o quienes reconociendo y no excusándose o minimizando su responsabilidad acepten las reglas de la democracia.
Los gobiernos y las iglesias existen única y exclusivamente porque hay votantes y creyentes; no se debe olvidar entonces que, quien vota y quien cree, no es otra persona que TU, por tanto, para que funcionen apropiada o correctamente esas instituciones, primero que nada, el individuo deberá actuar conscientemente con honestidad y respeto hacia sus propias convicciones.
El poder y la capacidad de acción te pertenecen, no es del gobierno ni de ninguna iglesia. Ese poder es intrínseco e inherente a tu persona, por lo que en vez de desconocerlo o cederlo como normalmente se hace gracias al condicionamiento, se debería pensar más en él para validarlo y revalidarlo en cada una de tus acciones individuales.
La tragedia de Hamlet podría bien servir como corolario de esta nota para reflexionar sobre la disyuntiva de Ser o no ser. Nuestra conclusión siempre será la misma: Tú tienes el poder y la capacidad para decidir lo que finalmente quieras SER.
Mario Andrés
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