Error garrafal!
Lo que Keiko Fujimori, congresistas electos, representantes y/o simpatizantes DEBEN DE SABER sobre el partido Fuerza Popular.
El condicionamiento del pensamiento, desconocimiento y repetición inconsciente de hechos y/o acciones hacen cada vez más evidente la influencia que estas cosas tienen sobre personas, partidos, instituciones y en general contra la sociedad en su conjunto.
Luego de la elecciones generales y acorde con los resultados oficiales emitidos por el Jurado Nacional de Elecciones del Perú, el partido Fuerza Popular obtuvo 6’115,073 votos equivalente al 39.86% de los votos válidamente emitidos, lo cual de conformidad a lo dispuesto por la ley correspondiente , les dio 73 escaños en la nueva composición del Congreso de la república.
Pareciera que la candidata a la presidencia del Perú y presidenta del partido Fuerza Popular, así como sus representantes, asesores, congresistas electos y simpatizantes no se hubieran dado cuenta hasta ahora, de algo tan simple pero perjudicial que, viene y seguirá afectando la identidad y mística de la agrupación política en tanto y en cuanto no corrijan ese “error garrafal” que, necesariamente debió ser entendido, comprendido y clarificado por sus líderes desde la fundación del partido con la finalidad de establecer y marcar la diferencia entre el Fujimorismo y Fuerza Popular.
El dicho, pensamiento y expresión “Fujimorismo” no es más que eso, un aforismo mal entendido, peor comprendido y pesimamente utilizado. En el Perú, fácilmente se pueden observar expresiones similares como “Velazquismo”,“Belaundismo”, “Alanismo”, “Toledismo”, “Humalismo”, etc; al final, todas estas manifestaciones lo único que hacen son condicionar y confundir a las personas y al colectivo social en lo referente a la realidad de un hecho, personaje o gestión política.
Las expresiones vertidas por Jean Monnet, uno de los padres fundadores de la Europa Unida, “Los hombres pasan pero las instituciones quedan” bien pueden servir de corolario para entender mejor esta situación.
Si se habla de una persona cualquiera quien fuera, se estaría discutiendo de esta o este como pasajero de un momento, mientras que si nos referimos a las instituciones, estas son diferentes porque pueden subsistir con el tiempo.
De manera que, Alberto Fujimori fundó y lideró un grupo político llamado “Cambio 90” con el que logró obtener la presidencia del Perú; mientras que su hija, Keiko Fujimori creó y lidera el Partido Político Fuerza Popular que acaba de obtener 73 escaños en el Congreso de la república para la próxima legislatura.
En consecuencia, mientras la ignorancia y el condicionamiento no permitan distinguir una de la otra, ya sea por esos sentimientos enfermizos creados por el “anti” o por el aforismo torpemente expresado por los propios representantes, siempre se dirán cosas de uno y de otro como si se estuviera hablando de lo mismo sin comprender la marcada diferencia existente en la propia filosofía de las respectivas agrupaciones; mientras la primera técnica y legalmente ya no existe y su líder se encuentra recluido en prisión, la otra, acaba de demostrar al país entero que es la Fuerza Política más organizada y con mayor respaldo popular del momento le guste o no al premio nobel y a todos aquellos que no pueden demostrar con hechos y no con palabras lo contrario.
La institucionalidad en el Perú acaba de ser resaltada en las recientes elecciones con la ratificación de la intención del voto popular, otorgándole al partido Fuerza Popular 40% de la simpatía ciudadana, pese a toda la orquestada campaña en contra de la candidata y su agrupación política; por otro lado el mandato popular igualmente ha expresado un mensaje claro a las instituciones como el APRA, AP, y PPC : Las instituciones siguen, tienen la oportunidad de evolucionar y refundarse, los personajes Alan García, Alfredo Barrenechea, Lourdes Flores, pueden irse a su casa, su tiempo ha caducado; el de las instituciones NO!
Una precisión final, no he sido ni soy simpatizante, militante o interesado en ningún partido o agrupación política en el Perú; de la misma forma no tengo ninguna animadversión o simpatía con candidato o personaje político alguno; mis expresiones son las vibraciones que comparto libremente con el deseo de contribuir positivamente al mejor entendimiento de la realidad nacional.